lunes, 29 de agosto de 2016

http://psicoactualidad.com/principal/articulos-y-publicaciones-de-psicologia/126-como-se-construye-la-autoridad-de-los-padres.html

El método de las 4 C

Hemos mostrado el método para que el padre pueda funcionar como autoridad. Ahora mostraremos las causas que le impiden dicho funcionamiento. Para eso mostraremos el método de las 4 C que te ayudarán a evitar conductas negativas

La primer C es Complacencia

La complacencia es un fenómeno en el cual el padre tiene respuestas hacia su hijo con el único fin de satisfacer los deseos de éste. El gran peligro es qué ésta no tiene ningún fin educativo.
Existe una gran diferencia entre correr a complacer y mimar a tu hijo. En la primera solo se busca satisfacer los deseos y gustos del pequeño. En el segundo caso el padre premia, da algo que le gusta a su hijo pero no pensando solo en lo que él quiere. El adulto que complace, no tiene presente lo que realmente el niño necesita, en cambio el adulto que mima tiene consciencia de las necesidades de su pequeño.
La complacencia tiene distintas causas:
  1. Puede nacer, en primer lugar de la culpa de los padres, los padres al sentirse culpables tratan de complacer al niño.
  2. Un segundo factor que influye en este fenómeno es el ritmo de vida sin tiempo, por lo tanto es más fácil complacer al niño que educarlo. Los padres a veces estresados, cansados de tanta responsabilidad, tratan que haya calma dentro del hogar, es más rápido complacer que sostener límites y enojos.
  3. Un tercer factor que la estimula son los mensajes que se reciben. Algunos son transmitidos a través de la publicidad que valorizan el dominio del placer. La búsqueda del placer es un valor en nuestra sociedad y cada día se inventan nuevos productos que producen más placer a través de los cinco sentidos. Se resalta lo que tiene gusto rico, fragancias y olores agradables.
En una sociedad narcisista como la actual, donde se busca la perfección y el placer, la complacencia pasa desapercibida, pero deja huellas en la personalidad del niño.
El padre complaciente sitúa al niño en el lugar de adulto. Se crea un fenómeno llamado inversión de roles, donde el niño es puesto en un rol adulto, decide, ordena, da sus opiniones en asuntos de grandes. Éste último se sitúa, sin darse cuenta como un niño frente a su hijo. Esto trae consecuencias negativas en la formación de la autoestima del niño pues no ve un adulto fuerte, capaz de contenerlo. El niño se siente débil, inseguro, pues nadie le brinda seguridad.
Sostenemos que la inversión de roles es un fenómeno muy nocivo que causa muchos problemas de conducta en el niño. En el consultorio se ven muchos chicos que son traídos por ser inquietos, impulsivos, agresivos, demandantes, desobedientes. Estos chicos son criados en forma complaciente, de les brinda todo lo que quieren y a pesar de esto, tienen serios problemas de conducta. El niño es colocado como adulto y complacido.
La complacencia surge del miedo, no del amor. El padre complaciente se mide por lo que causa en su hijo, complace para que lo quiera, para que lo acepte, para que no lo desapruebe. Tiene miedo a perder el amor de su hijo.
Los hijos no aprueban la conducta de sus padres, es el padre adulto que piensa y decide como educar a su hijo.
Los padres complacientes temen no poder sostener la rabia del hijo, a perder el amor de éste si no lo complace, miedo a que el hijo no lo quiera. Hasta hace unos años observamos el fenómeno de complacencia en niños, más entre niñas, con respecto a sus padres. Los pequeños sentían que debían complacer a sus progenitores para conseguir su amor. Hoy presenciamos que son padres los que complacen y no los niños.
Recuerda que educar no es complacer, muchas veces es frustrar a tu hijo. En la complacencia no se tiene en cuenta lo que un niño necesita psicológicamente, se le brinda lo que quiere, lo que pide. La prueba es que se le da lo que quiere pero el niño se sigue sintiendo mal.
En la complacencia los padres esperan que el hijo esté satisfecho, pero se queda insatisfecho pues ni el adulto, ni el chico se conectan con sus verdaderas necesidades. Esto causa una gran frustración a muchos padres, que afirman “le doy de todo y siempre está mal”.
El gran desafío es descubrir que necesita tu hijo realmente. Cuando un niño demanda que le compren, que le den, que lo lleven y el padre lo complace le quita la oportunidad que descubra lo que realmente está buscando a través de esos pedidos.

La segunda C es Control

El control se ejerce desde el miedo, la persona que controla tiene miedos no conscientes. Por lo tanto trata de controlar la situación, pero no siente sus temores que son la causa de muchas de sus conductas. Cuando una madre siente miedo a que le suceda algo peligroso a su hijo, tal vez, lo llamara al celular para saber donde está, a que hora llegará, qué está haciendo. Controla para tapar su miedo, pero no contacta con lo que está sintiendo en ese momento, y al mismo tiempo los transmite a su hijo su preocupación.
El control no ayuda ni al controlador ni al controlado, ni al padre, ni al hijo pues es un intento fallido de tranquilizarse por parte del adulto. Además si algo negativo tiene que suceder, el control no lo impedirá.
El padre controlador tiene miedo de que le suceda algo incontrolable, se siente ansioso, es invadido por pensamientos negativos, recurrentes y persistentes. No puede dejar de pensar en su hijo, y esto le aumenta su temor y preocupación.
Cada vez vemos más padres hiper preocupados por sus hijos. Sostenemos que la vida actual eleva el estrés y éste aumenta los miedos. El control de los padres transmite inseguridad a sus hijos, pero no soluciona el tema de fondo que es el miedo que siente el adulto. Cuando una persona siente temor pero no se hace cargo del mismo, lo proyecta en otras personas.
Nosotros dividimos los miedos de los padres en cuatro grupos según el tema o contenido de los mismos. Existen padres que temen por la salud de sus hijos y están todo el día pendientes de cualquier síntoma. Otros padres se preocupan de los vínculos sociales. Un padre obsesionado por la vida social de su hijo, tratará de controlar como su pequeño se relaciona con amigos, compañeros de clase, sí es invitado a distintos fiestas, a jugar a la casa de amigos. Otros padres se obsesionan por el al rendimiento académico. Están pendientes de cuanto estudian sus hijos, qué calificaciones obtienen y muchas veces debido a la presión que sienten, culpan a las maestras del bajo rendimiento obtenido. Otros padres presentan miedos a que ocurran todo tipo de accidentes, de tránsito, que se caiga o se accidente, que pierda objetos importantes, que sucedan todo tipo de fatalidades.
Observamos que muchos padres sobreprotegen a sus hijos ante sus propios temores. La sobreprotección consiste en hacer lo que el niño puede hacer por sí solo, por ejemplo puede cuidarse o realizar libremente ciertas actividades. El adulto temeroso no permite que las realice, y el chico empieza a sentirse inseguro, débil, temeroso, dependiente. Esto le origina fuertes sentimientos de rabia y hostilidad hacia la persona que lo sobre protege. El tema es que el niño sobreprotegido no se pone en contacto con lo que él es capaz de hacer y en cambio se llena de miedos y rabia acumulada que no expresa.
Los padres tienen que proteger a sus hijos, cuando los controlan o sobreprotegen no los ayudan. Para eso tienen que enfrentar sus propios miedos y desarrollar su capacidad de amar.
La protección nace del amor, en cambio el control y la sobreprotección se alimentan del temor, de la preocupación, de la obsesión.
Ante los miedos la única forma de enfrentarlos es llevarlos a la consciencia, nombrarlos y con mucho amor y confianza disminuirán. Existe una marcada relación entre la confianza que el padre tiene y la que lo que brinda a su hijo. Sí el padre carece de confianza en sí mismo, le será muy difícil confiar en su pequeño. La confianza ayuda a enfrentar y disminuir los temores. Amor y confianza son dos elementos que permiten que la persona pueda enfrentar sus propios temores. Hace pocos días recibí un mensaje por e-mail que decía que la tristeza mira hacia atrás, la preocupación mira alrededor, la depresión hacia abajo, pero la fe, siempre mira hacia arriba.

La tercer C es Consumismo

El consumismo es la acumulación de productos, compra o consumo de bienes y servicios considerados no esenciales, entendido como adquisición exagerada. La persona consumista idealiza sus efectos y consecuencias asociando su práctica con la obtención de la satisfacción personal e incluso de la felicidad personal. El pensamiento que lleva al consumismo sería que cuanto más consuma te sentirás mejor. El consumismo implica consumir nuevos productos que se producen, servicios por el solo hecho de consumir, sin necesidad.
Es importante aclarar qué efectos produce en el niño.
Sí estas aburrido, triste, te sentís solo, enojado, la solución vendrá del afuera, te brindo un objeto o servicio que vendrá del mundo exterior y te aliviará. Existen dos puntos peligrosos, la supuesta solución es pasajera, efímera y en segundo lugar viene siempre del mundo exterior.
Así el niño pierde la oportunidad de contactar con sus propios recursos internos. Recursos internos son características que se encuentran en el interior de cada ser humano, inteligencia, simpatía, creatividad, humor, persistencia, imaginación, memoria, distintas habilidades que sirven al individuo para adaptarse en la vida diaria. Es sumamente engañoso y peligroso pensar que las soluciones a los problemas o el alivio a sentimientos displacenteros vendrán del mundo circundante. Así fomentamos la base psicológica de las adicciones. El adicto siente que ante su tristeza o desesperación, solamente la droga, el alcohol lo ayudará. El obeso intentará en vano llenarse de comida, el comprador compulsivo de compras que no necesita, el jugador compulsivo intentará llenarse con lo que imagina ganará en sus juegos. En realidad, todos ellos recibirán solo un alivio muy corto, luego tendrán que aumentar su cantidad del objeto adictivo, alcohol, drogas, compras, comida, apuestas en el juego.
En ese camino no se contacta con su mundo interior. Es un camino fácil al principio pero con el tiempo se transformará en muy peligroso. Este punto es crucial, hay que ayudar a que tu hijo busque y encuentre en sus recursos internos, de lo contrario será un dependiente emocional o a sustancias. La persona considerada dependiente emocional es adicta a los vínculos, presenta una tendencia a pegarse a las personas, sufriendo mucho pues lo único que le importa y la razón de su vida es el otro.
Hace unos años habían menos productos para comprar, menos estímulos en la sociedad, no se corría a los shoppings y hoy con toda la abundancia y facilidad para obtener, los niños no son más felices que antes. Los padres se estresan pensando en el futuro incierto de sus hijos y en los elevados costos de su educación y salud. Vemos padres que se endeudan para complacer a sus hijos. Esto está instaurado, aceptado, no pretendo cambiarlo, sino decirte a tí padre cómo enfrentar ésta nueva idea de que hay que dar todo a los hijos.
La pregunta clave es si tu hijo lo necesita, sí está triste o enojado. Tú no podrás borrar o anular mágicamente sentimientos displacenteros y menos comprando objetos externos a él, engañándote y engañándolo aacerca de que la posible solución vendrá mágicamente del consumo externo.
La identidad de un niño no se puede formar por lo que tiene, eso es indicador de una personalidad débil y de muy baja autoestima. Esta tiene que ser formada no por posesiones materiales, sino por actitudes y conductas que realiza el niño, en definitiva por el desarrollo de sus capacidades personales.El consumo no ha hecho que los niños sean más felices, ni favoreció el desarrollo de sus potencialidades.

La cuarta C es de Culpa

La culpa que sienten muchos padres y que influye en la forma en que crían a sus hijos. Afirmamos no es buena compañera para educar.
La culpa está formada por una emoción que es la rabia retroflectada y exigencias introyectadas. Retroflexión es un mecanismo de defensa utilizado en terapia gestálitca donde el individuo envía a su interior sensaciones, sentimientos displacenteros y se hace a sí mismo lo que le gustaría hacer a los otros o lo que gustaría que le hiciese otro.
La retroflexión se puede presentar de manera tanto negativa como positiva. De manera negativa sería cuando tienes muchas ganas de darle un cachetazo a tu hijo y como sabes que es malo prefieres apretarte tu puño o labios para evitar pegarle, y de ese modo orientas la rabia que sentís por algo que hizo tu hijo, hacia tí.
La manera positiva sería cuando necesitamos una muestra de amor por ejemplo una caricia y no tenemos nadie que nos acaricie entonces nos acariciamos nosotros mismos para sentirnos amados ya que es algo que nos gustaría que nos hiciese otro. La retroflexión es un proceso psicológico que, en Terapia Gestalt supone la inhibición de la acción dirigiéndola hacia uno mismo. En su forma patológica, la retroflexión se da cuando evitamos enfrentarnos al ambiente conduciendo la energía hacia nosotros mismos y nos sentimos incapaces de actuar sobre el mundo.
Introyectos son ideas fijas, preconceptos que todo ser tiene en forma no consiente y que le digitan la vida. Estos son tomados durante el crecimiento de los padres, maestros, adultos significativos.
En Gestalt, nos referimos a introyecto para hablar de una idea que la introducimos en nuestro interior, es como si tragamos lo que nos dan o dicen sin masticarlo, sin crítica, selección ni ajuste a nuestra necesidad personal, corriendo el riesgo así de llenarnos de mandatos, órdenes, etc.
Estas ideas, normas o valores las asumimos como propias, vienen del mundo externo, e impiden la satisfacción de las necesidades. Así, tenemos ideas aparentemente asumidas como que las mujeres somos suaves por el hecho de ser mujeres, que los hombres no lloran, que la vida es un valle de lágrimas o que el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio son sagrados. Que hay que pegarle a los hijos para que obedezcan, que hay padres que tienen suerte con sus hijos pues le hacen caso, etc.
Los introyectos muchas veces son estereotipos, refranes, dichos, modelos y creencias profundamente arraigados, tragados sin hacer un cuestionamiento.
Para sentir culpa se necesita bronca sobre uno mismo y un introyecto llamado exigencia. Todo aquel que se sienta culpable tiene dentro de sí rabia y exigencias. Rabia sin exigencias no produce culpa. En los trastornos de personalidad antisociales y psicopatías, la persona no tiene culpa ni arrepentimiento, ni remordimiento, lo cual hace imposible el tratamiento psicológico. El psicópata no sufre pues no siente culpa, el dolor ajeno no le llega.
La culpa conlleva algo negativo, pues parte de la base de que algo se ha realizado mal o se ha evitado llevar a cabo y se tiene que pagar por eso. Implica realizar un determinado comportamiento para reparar el daño efectuado. La persona tiene exigencias y cuando no las cumple aparece la rabia, inmediatamente se vuelca sobre sí mismo y sobreviene la culpa. Muchos padres se sienten muy exigidos con respecto a sus hijos. Existe un introyecto que dice que hay “que darle mucho a los hijos”sobre todo en lo material. Esto lleva que muchos padres se sientan culpables pues no cumplen con esas ideas tan de moda en la sociedad. La exigencia se formula racionalmente y comienza con los famosos debería comprarte, anotarte en tal curso, debería llevarte de vacaciones a tal lugar, etc.
Existe una diferencia entre exigencias y motivaciones que son sentidas. Las primeras nunca se satisfacen, las segundas se sienten, no se razonan y pueden encontrar satisfacción. No es lo mismo decir deberías ser solidario, que crear en el niño el deseo o motivación de ser laborioso o cooperativo. Si se le transmite sin presiones la importancia de trabajar y ayudar a los otros, el pequeño las hará propias y lo orientarán para la acción. Lo más importante es que encontrará placer en sus actividades. Esto es crucial en su desarrollo emocional. Una misma idea puede ser transformada en exigencia o deseo según la forma de transmitirla. Si tiene la motivación o deseo de ser generoso sentirá ganas de ayudar y no pensará "tengo que", sino "quiero".
No te sientas culpable si se filtran algunas exigencias. El mundo está lleno de adultos exigentes infelices que no encuentran satisfacción pues viven pensando que "tienen que". Trata de que tu hijo se sienta motivado, con deseos, para eso muestrale las partes positivas de la vida, no lo presiones, pues así se construye el suelo fértil para las exigencias y culpas. Cambia el deberías, por el quieres.
Existe una gran diferencia entre "me siento exigido en el proceso de educar a mi hijo", y "quiero y me preocupo por brindarle lo mejor en todos sus aspectos".
Los padres tienen culpa por diferentes causas:
  • Por el poco tiempo que están con sus hijos debido a las largas horas de trabajo y las múltiples actividades que realizan. No se puede reparar o compensar sí tú padre estás poco tiempo. Sí podrás poner intención que durante el tiempo que estés junto a tu hijo, solo lo atenderá a él, te focalizarás solo en tu hijo. Para eso tendrás que realizar una conducta: apaga todos los teléfonos, computadoras, elementos que distraigan. Pon fuerza interior en la calidad del tiempo que pases con tu hijo. Es importante la cantidad y calidad de tiempo. Sí no puedes estar más tiempo, por lo menos invierte esfuerzo en que la calidad sea buena.
  • Muchos padres sienten culpa por no poder comprar a sus hijos todo lo que ellos piden. Es bueno recordar que el consumismo como lo explicamos en el párrafo anterior no es la causa de la felicidad, solo de un placer pasajero.
  • Otra fuente de culpa es la desintegración de la familia nuclear, la cantidad de divorcios y familias uniparentales. Observamos muchos padres divorciados y otros que forman familias sin pareja. En ambos casos sienten culpa por no educar a sus hijos dentro de una familia típica, aclaro que hasta hace unos años, formada por padre, madre e hijos. Todos los niños, sin importar el lugar de nacimiento necesitan sentir la autoridad parental. La autoridad de los padres no tiene que ver con el estado civil de los adultos, ni posición económica, ni cultural de los mismos. Esta relacionado, con que el padre pueda saciar las tres subfamilias de necesidades afectivas para que el niño lo sienta autoridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario